En cuanto a la semejanza de los animales, su parecer era como de carbones de fuego encendidos, como parecer de hachones encendidos : el fuego discurría entre los animales, y el resplandor del fuego; y del fuego salían relámpagos.
(Sagradas Escrituras)
Los seres vivientes parecían brasas encendidas. Un fuego se movía entre los seres vivientes. Ese fuego resplandecía y emitía relámpagos.
(Nueva Reina Valera)